Guy Laroche Drakkar Noir Eau de Toilette

Si existiera una fragancia de conquista y exploración, Drakkar noir de Guy Laroche sería la encarnación perfecta del hombre vikingo civilizado.

Entre la fuerza bruta y la delicadeza refinada, la fragancia ofrece una masculinidad sutil, anclada, por supuesto, por intensas notas amaderadas. El cedro y el vetiver están presentes, como en cualquier fragancia masculina con cierta sensualidad animal, pero el rasgo distintivo de Drakkar es una nota de musgo de roble, que propulsa la fragancia hacia los espesos bosques de las tierras nórdicas. Se trata de un recordatorio de los orígenes de estos guerreros, que les devuelve a sus bosques místicos y subraya en su esencia una cultura profundamente volcada hacia la naturaleza.

En el corazón, la lavanda, el cilantro, la baya de enebro y la angélica ofrecen una dulzura y una profundidad que revelan a un hombre vikingo dueño de sí mismo, el tipo ideal para seducir a la familia política y hacer bailar un sinfín de mariposas en el vientre de su amada. Para atacar a Drakkar, la fragancia ofrece notas dinámicas de limón y mandarina, como para recordarnos que el vikingo salta de su barco con velocidad, correteando por playas y pueblos, antes de tomar posesión de las nuevas tierras que explora.

Masculino en el fondo, sensual en el corazón, conquistador en la cima: ése es el equilibrio del vikingo según Guy Laroche, que ha creado una esencia moderna y atemporal de masculinidad.

Un clásico de los años 80 y 90, esta fragancia masculina sigue siendo imprescindible para quienes desean encarnar al hombre paradójico, entre la brutalidad fingida y la ternura disimulada.